Larraitz Urrestilla, licenciada en derecho y master en dirección de RR.HH., dejó su experiencia profesional en RR.HH. para dedicarse al coaching de ‘mindfulness’ de personas, equipos y organizaciones.
Como sabemos, os seres humanos somos organismos dinámicos destinados a movernos, el movimiento es parte de lo que somos y nuestra motivación para hacer ejercicio físico puede ser diversa: salud, recuperación de lesiones, diversión, competición, etc. Independientemente de lo que nos lleve a la práctica, el movimiento nos sienta bien física y mentalmente, por lo tanto es importante incorporar a nuestras rutinas diarias algo de movimiento, teniendo en cuenta que el estilo de vida imperante es de tipo sedentario. Moverse es vital y, por tanto, no hacerlo es morir un poco cada día
A la hora de moverse, no importan las circunstancias de cada cual, cuándo, dónde o cómo hacerlo; lo esencial es el movimiento y hacerlo correctamente. Poner atención en lo que estamos haciendo es fundamental para que salga bien: competir cuando disputamos un partido, sentir el ritmo del cuerpo cuando bailamos, tener conciencia corporal rehabilitándonos o relajándonos, divertirnos jugando, mantener una buena postura cuando pedaleamos, corremos o andamos, esforzarnos entrenando... Poner los cinco sentidos en lo que estamos haciendo para disfrutarlo más y hacerlo mejor.
Para Larraitz ‘movimiento sí, pero movimiento atento, con ello estaremos realizando un doble entrenamiento; el de los músculos del cuerpo y el de la atención’. El ejercicio atento es el ejercicio consciente y si lo practicamos estaremos contribuyendo a unificar la mente y el cuerpo. Prestar atención aumenta los beneficios de la actividad física, nos permite estar más conscientes de los límites y no sobrepasarlos, por lo que disminuye el riesgo de lesionarnos. El movimiento atento implica cobrar conciencia de la respiración, del movimiento, de la postura, de los pensamientos y de las emociones mientras se practica.’